miércoles, 9 de octubre de 2013

Manhattan

Capítulo uno: ‘Él adoraba Nueva York. La idolatraba desproporcionadamente’… bueno, corrige eso. ‘Romantizaba la ciudad desproporcionadamente’. Sí. ‘Para él, no importaba la estación del año porque la ciudad existía siempre en blanco y negro y palpitaba con las viejas melodías de George Gershwin’. Hmm, no, me dejo algo. ‘Capítulo uno: Estaba tan enamorado de Manhattan como lo estaba del resto de las cosas. Florecía con el barullo de la marabunta y del tráfico. Para él, Nueva York significaba mujeres bonitas y listillos callejeros que se las sabían todas’. No, no, empalagoso, demasiado empalagoso para un tipo como yo. ¿Podemos… podemos hacerlo más profundo? – ‘Capítulo uno: Adoraba Nueva York. Para él, era la metáfora perfecta de la decadencia contemporánea. La falta de integridad del individuo, la búsqueda de la solución más rápida, estaba convirtiendo rápidamente la ciudad de sus sueños en…’ – No, demasiado sermoneo. Y lo que quiero es vender libros. ‘Capítulo uno: Adoraba Nueva York. Para él, era la metáfora perfecta de la decadencia contemporánea, de la dificultad de prosperar en una sociedad infectada de droga, música atronante, televisión, crímen, basura’. Demasiado enfado. No quiero estar cabreado. ‘Capítulo uno: Era duro y romántico como la ciudad que amaba. Tras sus gafas de pasta negra se ocultaba el poderío sexual de un gato salvaje’. Me encanta ésta. ‘Nueva York era su ciudad… y siempre lo sería.”

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