miércoles, 6 de noviembre de 2013

Bú.

No tenía ni idea de lo que hacía ni sabía por qué. Tampoco le importaba, estaba cansada de la racionalización y la lógica aplastante que parecía guiar la vida de las personas. Sabía que siempre había sido demasiado impulsiva, demasiado cabra loca, demasiado bipolar. Pero, por otro lado, estaba descubriendo que tanto pensar y darle vueltas al asunto solo le llevaba a rayadas sin sentido, a indignarse cuando no salía todo como quería. Así que decidió volver a su filosofía habitual, a dejarlo fluir, a no darle demasiadas vueltas y a seguir siendo un poco bipolar y hacer lo que le viniera en gana. Sabía que cuando no se espera nada cualquier cosa que venga es buena, y que la planificación y los prejuicios solo le hacían perder su magia al momento real, difuminándolo y juzgándolo desde una imagen preconcebida del mismo. Total, qué más daba si después de todo no le debía nada a él ni explicaciones a nadie... 

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