domingo, 10 de marzo de 2013

Go on

Nunca he creído que la vida sea justa. De hecho, no lo es y cada vez menos. Aún así, todavía me sorprendo con sus revés y sus vaivenes, cuando mezcla la cal cuando menos te lo esperas entre la arena. A veces no puedo evitar preguntarme por qué las desgracias, como se suele decir, no vienen solas, o por qué unos tanto y otros tan poco.

Sin embargo, de vez en cuando, lo que parecia cal es sal, que, aunque escueza, cura las heridas y da un respiro. Yo no sé si hay un Dios que apriete pero no ahogue, solo sé que no nos queda mas remedio que seguir luchando por lo que queremos, apreciar lo que tenemos y no perder nunca la esperanza, porque eso, amigos, es la vida.

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