domingo, 16 de septiembre de 2012

El junco y el roble

A la orilla del río descansaba un roble enorme, majestuoso, robusto... A su lado estaba el junco, pequeño, flexible, mecido por el viento. Un día empezó a levantarse un poderoso vendaval que a fuerza de azotar al roble consiguió arrancarlo de raíz, aunque fuera tan aparentemente fuerte. Sin embargo, a pesar de insistir con fuerza sólo consiguió doblarlo, siempre en pie. 

El junco a pesar de parecer más débil fue más capaz de luchar contra la adversidad, aplicando una resistencia flexible, en vez de rígida. No necesita romperse y renacer, sabe que doblarse y dolerse son acciones naturales de la vida. El roble, en cambio, opone una resistencia férrea, que lo desgasta y puede llegar a destruirlo.

Esta resistencia flexible del junco es actitud de la vida, una capacidad de adaptarse a los problemas, de amoldarse, doblarse, pero sin quebrarse. Ser capaz de enfrentarse a todas las situaciones y no sólo superarlas, sino salir fortalecido y aprender de ellas. Aprender que, realmente, "lo que no te mata te hace más fuerte".

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