Siempre es bueno tomarse un café con los amigos. Con café me refiero a un capuccino, té, colacao, coca-cola, cerveza o cualquier otro sucedáneo. El tipo de bebida es lo de menos, incluso valen comidas, tapas y cenas. Lo realmente importante es la compañía, reunirse con viejos amigos para ponerse al día, contar anécdotas e historias de unos y otros, compartir experiencias, risas y cotilleos. Hablar de un poco de todo, amores, problemas, recuerdos, dudas existenciales, momentos graciosos, emotivos o cualquier tontería que nos venga a la cabeza. Cualquier tarde es buena para un café de estos que os explico.
Adoro los cafés. De hecho, soy una gran aficionada a ellos. Creo que es una buena manera de retomar el contacto con alguien que hacía mucho que no veías, de tener una larga charla con quien lo necesite, o de marujear acerca de los nuevos cotilleos que van surgiendo.
Hoy he tenido una de esas tardes, de esas que acabas con una gran sonrisa y con la sensación de haberte puesto al día de la vida de todo el mundo, y de haber retomado esa amistad que, aún oculta, siguió y seguirá siempre ahí.
:)
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