domingo, 24 de noviembre de 2013

Disfrutar de la vida tal y como viene :)

La vida es tropezarse, es caer, es decidir y equivocarse, ahogarse en un vaso de agua, llorar , emocionarse, estar confundido, no saber que hacer, gritar y reir, ser bipolar, hacer daño y sufrir, sonreír, hacer el tonto y tirar la casa por la ventana. Y a veces nos preguntamos por qué a nosotros, nos dan ganas de mandarlo todo a la mierda, rendirnos y sumergirnos alcoholizados debajo del edredón. Luego te das cuenta de que por desgracia esta es la única manera de aprender a vivir, que no se escarmenta por cabeza ajena y, aunque suene a tópico, la vida no se cuenta por las veces que te caes, sino por las que te levantas. Por eso siempre dicen que es mejor arrepentirse de lo que has hecho de lo que no, que hay trenes que no pasan dos veces por la misma estación y que todo cambio asusta, pero a veces necesitamos un huracán que nos ponga todo patas arriba para darnos cuenta de ciertas cosas.

Y decidir. Porque la vida es elegir, tirarse a la piscina sin saber si está llena o vacía. Vencer la inseguridad y el miedo. Y quién sabe si te equivocarás o no, pero estarás creciendo, siguiendo adelante, viviendo.Y eso ya es un acierto. Hasta que un día te das cuenta de que, en vez de ahogarte en un vaso de agua, también puedes coger aire, relajarte y flotar suavemente en él.  


miércoles, 20 de noviembre de 2013

That's ok.

Supongo que esperaba este momento. Sabía que, antes o después, ibas a desaparecer de nuevo. Lo esperaba tanto que, en realidad, ni siquiera me importa. Esta vez tenía hecha la idea. Pero también supongo que tenía la leve e inevitable esperanza de equivocarme. Creo que era más curiosidad, quizás incluso un "cuelgue", que otra cosa. No siento pena, ni enfado, ni siquiera decepción. Es la simple confirmación de algo que sabía que iba a llegar. Y, ¿sabes? Mejor así. Nunca mereciste la pena.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Bukowski, cuando el sol queme tus tripas...

¿Quieres ser escritor?

Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón,
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
o clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.

Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti,
haz otra cosa.

Si primero tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.

No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.

A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas,
no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.

https://www.youtube.com/watch?v=2IT6F9FMhLY&feature=youtube_gdata_player

lunes, 11 de noviembre de 2013

Enseñar las vergüenzas. Feliz lunes :)


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Me enseñaron la vergüenza.
Me enseñaron a avergonzarme de mi cuerpo, de mis actos, de mis pensamientos.
Me enseñaron que lo que pienso es absurdo, que lo que hago es ridículo, que lo que deseo es sucio.
Y aprendí a no decir lo que pensaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor pensara algo mejor.
Y aprendí a no hacer lo que me apetecía, por vergüenza de que alguien a mi alrededor creyera que era inoportuno.
Y aprendí a no perseguir lo que deseaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor opinara que era inapropiado.
No contenta con someterme a la mirada externa, me plegué también a la vergüenza ajena.
Y aprendí a preguntarle a la vergüenza cómo vestirme, no vaya a ser que alguien pensara que voy buscando gustar, destacar. Y aprendí a escuchar a la vergüenza al desnudarme, no vaya a ser que me sintiera cómoda en mi cuerpo, y me acostumbrara a enseñar(me)lo sin miedo. Y aprendí a consultar con la vergüenza antes de abrir la boca, no vaya a ser que dijera sin filtro lo que me pasa por la cabeza, y se enterara la gente.
Y dejé de bailar, de reír a carcajadas, de rascarme el culo, de preguntar lo que no entiendo, de opinar lo que pienso, de compartir lo que siento, de pedir ayuda, de ponerme faldas, de ir a la playa, de comer o llorar en la calle, de ir sin sujetador, de pintarme, de salir sin pintar, de bajar a la calle despeinada, de usar esa ropa que dicen que no me pega nada, de llamar a quien echo de menos, de tomar la iniciativa, de decir que no, de decir que sí, de quejarme, de vanagloriarme, de estar orgullosa, de admitir que estoy asustada.
Y, a base de sentirme cada día más avergonzada, entendí que mi vergüenza nunca iba a sentirse saciada. Que toda la vida iba a imponerse entre yo y mi representante impostada. Así que busqué a mi sinvergüenza interna. Y le costó salir un poco, le daba vergüenza. Pero acabó sacándome a bailar, haciéndome dúo al cantar, saliendo conmigo a la calle con la cara sin lavar, animándome a hablar, a ignorar las cosas que me deberían avergonzar...
Y ahora no tengo tiempo para sentir vergüenza. Estoy ocupada viviendo.



domingo, 10 de noviembre de 2013

Yo creo en ti, yo creo en mi.

Una de esas tardes de domingo, con peli, manta y chucherías varias. Apalancamiento en el sofá, suave melancolía en el ambiente y unos apuntes que no hay ganas de mirar. Una canción que sopla suave sus notas, llenándote de fe, y qué mejor momento para cerrar los ojos, dejar que te invada y escucharla que esta tarde de domingo :)


Creo que la fuerza está en la mente, 
creo que el poder está en la gente. 
Lo que no creo es en las urnas ni en los votos, 
pero creo en ti, creo en mí, creo en nosotros. 
Por creer creo que todo es posible, 
hasta la utopía de ser libre. 
Infalible, el tiempo es insaciable, 
la vida es increíble, la muerte insobornable. 
Creo, que el mundo es un recreo, 
que la vida es un paseo y no un trofeo, 
y creo en los amigos, en los ángeles caídos, 
Dios escribe recto usando renglones torcidos. 

Creo en miradas, creo en el amor que me das, 
no vengo solo, mi familia es lo que traigo detrás. 
No sé de política ni de derecho, 
sé de la química que late bajo el pecho. 
Creo en lo que siento y lo que intuyo, lo mío es tuyo, 
sin maquillaje, luchar con coraje vivir con orgullo. 
Creo que se puede vencer al fuerte, 
dejar de engañar a la suerte, dejar de correr y temer a la muerte. 
Vivir como seas, 
ir y venir como la luna y las mareas, besando las azoteas. 
Pa' que veas, creo que el coraje vence al miedo, 
el ahora luego, el agua al fuego, el corazón al ego. 

También creo en la música, pájaros de papel, 
y en las canciones que te abrasan y traspasan la piel. 
Y en las promesas que se hacen a la cara, 
creo en el dolor que nos une, no al color que nos separa. 
Creo que está loco, este mundo loco, 
creo en lo que veo y lo que toco, en aprender si me equivoco. 
Creo en el deseo y en su templo, 
dejarse la vida luchando pa' intentar vencer al tiempo. 
Y si la vida es juego yo me juego el resto, 
tuyo y mío hermano, mira, el mundo es nuestro. 
Por supuesto aún tengo mucho que aprender, 
hoy brindo por los errores que quedan por cometer. 

Por repetir, la vida es insistir, resistir, 
exprimir el elixir del existir. 
Llorar y reír, como el niño que atesora, 
porque nunca hubo más presente que el ahora. 
No caeré si sigo sin perder la fe, 
más allá de un Dios hay más en que creer. 
Mi razón para existir, mis ganas de vivir, 
yo creo en ti, yo creo en mí. 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Que si no me rompe los esquemas no lo miro. Que si me mira fijamente sonrío en otra dirección. Que si me sonríe pierdo la cabeza y que si no me tiene en su cabeza lo busco a tientas para traerlo de vuelta de esas tierras vacías que no puedo alcanzar...

Rebañando cariño a cucharadas para no echarlo de menos.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Bú.

No tenía ni idea de lo que hacía ni sabía por qué. Tampoco le importaba, estaba cansada de la racionalización y la lógica aplastante que parecía guiar la vida de las personas. Sabía que siempre había sido demasiado impulsiva, demasiado cabra loca, demasiado bipolar. Pero, por otro lado, estaba descubriendo que tanto pensar y darle vueltas al asunto solo le llevaba a rayadas sin sentido, a indignarse cuando no salía todo como quería. Así que decidió volver a su filosofía habitual, a dejarlo fluir, a no darle demasiadas vueltas y a seguir siendo un poco bipolar y hacer lo que le viniera en gana. Sabía que cuando no se espera nada cualquier cosa que venga es buena, y que la planificación y los prejuicios solo le hacían perder su magia al momento real, difuminándolo y juzgándolo desde una imagen preconcebida del mismo. Total, qué más daba si después de todo no le debía nada a él ni explicaciones a nadie... 

sábado, 2 de noviembre de 2013

Lets play

Quebraderos de cabeza. Muchos quebraderos de cabeza. Y de repente, te das cuenta te hacen ver que tu verdadero problema radica en que quieres coger el mango de la sartén. Obviando el posible significado que ciertas perversas mentes puedan darle a la frase, siempre he estado en la posición de poder, la de darle la vuelta a la tortilla a mi antojo, pero ahora resulta que las vueltas me las dan a mi. Y no me gusta. Así que ahora me toca recuperar mi posición de seguridad, hacer tambalearse la confianza del contrario y que se dé cuenta de que no está tan afianzado como creía. Y es que, como todo, a veces el amor (por ponerle un nombre) se convierte en otra guerra.